Hay tanta evidencia que ha demostrado que el ejercicio es vital. Reduciendo nuestro riesgo de enfermedades importantes como enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes y cáncer. La investigación también ha demostrado que la actividad física regular puede aumentar nuestra autoestima, estado de ánimo y calidad del sueño, haciéndonos menos propensos al estrés, la depresión y la demencia. Pero debido a nuestro estilo de vida moderno y la creciente dependencia de la tecnología, hoy en día somos menos activos, tanto de adultos como de niños. Las investigaciones indican que los niños inactivos tienen más probabilidades de convertirse en adultos inactivos, lo que pone a nuestra juventud  en riesgo de desarrollar afecciones potencialmente mortales, como enfermedades cardíacas y cáncer, y muchas más. Por eso es importante fomentar el amor propio y la salud y el bienestar y tener una rutina desde una edad temprana.